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sábado, 5 de noviembre de 2016

Ruta de los Sitios - El Pilar en los Sitios


EL TEMPLO DEL PILAR
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar 
presentaba ya en la época de los Sitios su planta actual, 
aunque carecía de las torres,  cúpulas y fachada presente.
El máximo lugar sacralizado de la ciudad, morada de la querida imagen, 
era el gran baluarte moral de los zaragozanos 
y los franceses, conocedores del intenso catolicismo español,
 no dudaron en bombardear cruelmente la catedral y su entorno.

REFUGIO ESPIRITUAL Y HOSPITAL IMPROVISADO
Diversas dependencias de la Basílica 
como la sala capitular, la sacristía o el archivo,
 se utilizaron durante los Sitios para atender a los enfermos y heridos,
 convirtiéndose en un auténtico hospital. 
Incluso en su sacristía se llegó a fabricar pólvora y munición.
La numerosa masa de gente que acudía al templo a refugiarse, 
sobre todo niños y ancianos,
 hízo que se produjeran unas lamentables condiciones de salubridad 
debido a la suciedad y el hacinamiento. 
El propio Palafox mandó retirar las camas 
a otros lugares cercanos y desinfectar el templo.
Durante el primer Sitio el templo del Pilar no recibió demasiados proyectiles
 ya que se interponían algunos edificios entre él y la línea de tiro.
 No ocurrió así durante el segundo asedio, 
soportando los bombardeos desde las baterías de la zona del Arrabal.
 Los impactos de artillería en las paredes externas de la Basílica aún son visibles.
Varias veces llegaron a entrar proyectiles y bombas en el templo 
abarrotado de gente sin producir ninguna desgracia humana. 
El pueblo parecía haber encontrado un lugar milagrosamente protegido por la Vírgen.

LA CRIPTA
En la cripta-panteón situada bajo la capilla de la Vírgen del Pilar 
se hallan enterrados numerosos personajes ilustres de la ciudad, 
entre ellos el General Palafox y Antonio Sangenís, héroes delos Sitios.

UN HECHO MILAGROSO
En vísperas del alzamiento contra los franceses, 
una nube en forma de palma apareció en el cielo. 
Hecho milagroso, premonición o simple casualidad, 
el pueblo lo interpretó como un presagio de la victoria sobre las tropas napoleónicas, 
asociando la palma al símbolo de la victoria. 
Una palma que al final de los Sitios sería para la mayoría el símbolo del martirio.

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