Blog Finalista Premios Aragón en la Red 2014

jueves, 5 de diciembre de 2019

San Felipe y Santiago el Menor: Capilla del Santísimo Ecce Homo


"En 1681, con la ciudad de Zaragoza todavía seguía 
asombrada y fervorizada por el Milagro de Calanda,
 el inicio de las obras de la torre de la Catedral de La Seo
 y del nuevo templo de Nuestra Señora del Pilar, 
un grupo de feligreses de la Parroquia de San Felipe y Santiago el Menor, 
ante el inminente derribo de la antigua fábrica del templo
 para la construcción del nuevo, procedían a desmontar el Retablo Mayor
 cuando hallaron una imagen
 que cambiaría por completo la historia de la Parroquia,
 la imagen del Santísimo Ecce Homo."

La gran devoción y veneración popular 
suscitada desde el mismo momento de su hallazgo
 hizo que en la Parroquia se fundase la Cofradía del Santísimo Ecce Homo
cofradía que, siglos más tarde, fue reinstaurada 
con carácter penitencial y procesional en 1948 
por iniciativa de Mosén Francisco Izquierdo Molins,
 consiliario de Acción Católica,
 y que es la encargada de que cada año recorra las calles zaragozanas
 durante cada Miércoles y Viernes Santo.


Actualmente el “Ecce-Homo” se encuentra expuesto en la nave de la Epístola 
bajo un templete neoclásico con columnas de orden corintio
 inaugurado el 23 de noviembre de 1823,
 construido por el arquitecto Antonio Vicente 
y el escultor alcañizano Tomás Llovet Pérez,
 quién también fue el encargado de ejecutar los ángeles mancebos 
con atributos de la Pasión que lo flanquean
 y los seis querubines que ornamentan la cúpula.
(texto creado por David Beneded Blázquez)


San Felipe y Santiago el Menor: Capilla de la Virgen del Pilar




Ya en la nave de la Epístola, 
el primer altar es el dedicado a la “Virgen del Pilar”
De estilo churrigueresco y muy vistoso en su policromía azul y dorada,
 fue realizado en la primera mitad del siglo XVIII por Pedro Salado. 
 Su frontón superior queda rematado
 con la imagen de “San Joaquín con la Virgen Niña”,
 quedando en los flancos las imágenes de San Pedro y San Esteban.



San Felipe y Santiago el Menor: Capilla de Santa Catalina de Alejandría





El siguiente altar, fue realizado en 1742
 por los hermanos Juan y Manuel Ramírez Arellano, 
y se encuentra presidido por la imagen de “Santa Catalina de Alejandría”,
 tallada por los hermanos de Messa.
 La Parroquia era la sede de la Cofradía de la Minerva, 
y Santa Catalina representa en la filosofía cristiana a una “Minerva cristiana” 
por su sabiduría y elocuencia, 
interpretándose también en un sentido eucarístico y contrarreformista 
como la victoria del Sacramento sobre la herejía por medio de la dialéctica.
 Flanqueada por las imágenes de San Juan Evangelista 
y Nuestra Señora de la Esperanza,
 un altorrelieve de la “Santísima Trinidad” corona lo alto del retablo.
 Resaltar también la presencia en una hornacina acristalada 
de un clavo que fue “tocado a uno de los de la Crucifixión del Señor” 
según consta en el certificado (también ubicado en el interior de la hornacina)
 firmado en 1840 por Sixto Benigni, general de la Orden Cisterciense 
y abad de la romana Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén.
A sus pies, reposa ahora la otrora titular “Virgen del Monte Carmelo”,
 talla obra de los Talleres Castellanos de Barcelona 
de principios del siglo XX. 
(texto creado por David Beneded Blázquez)



San Felipe y Santiago el Menor: Capilla de San Expedito



El tercer retablo de esta nave, de un excepcional interés,
tiene la titularidad de “San Expedito”, el “patrón de los casos urgentes” 
que fue martirizado por orden del Emperador Diocleciano en el 303
 tras su conversión al cristianismo pese haber sido comandante de una legión romana.
En un lateral, un estandarte de la Asociación de San Expedito.




Originalmente se encontraba presidido por una pintura no conservada
 con la escena del Antiguo Testamento de
 “Tobías curando la ceguera de su padre con la hiel del pez”,
 encontrándose acompañado por nueve óleos sobre lienzos 
realizados entre 1754 y 1755 por Francisco Bayeu y Subías 
y que reproducen (con claras influencias de las estampas de Antonio González Velázquez) a los arcángeles San Miguel 
(con la expresión hebrea que da lugar a su nombre 
traducida como «¿Quién como Dios?» y que en latín se escribe «Qvis vt Deus»), 
San Gabriel 
(en el momento que recibe la azucena que entregará en la Anunciación a María)
 y el Ángel Custodio
 (protegiendo a los niños que lo rodean).


También se incluyen dos pinturas alegóricas 
de los corazones sagrados de Jesús y María,
 motivo por el cual,  este mismo retablo era conocido 
como el de los “Sagrados Corazones”.


A ambos flancos del banco,
 dos representaciones pictóricas de pequeño formato 
dedicadas a Santo Tomás de Aquino y San Roque
 cuya autoría, según los investigadores Carlos Barboza y Teresa Grasa,
 no pertenecerían a Bayeu 
sino que podría ser atribuidas
 a la época joven del genial Francisco de Goya y Lucientes.




San Felipe y Santiago el Menor: Capilla de los Santos Apóstoles


Finalmente, el último retablo corresponde a la primitiva medalla del Altar Mayor,
  y en donde se ubican las imágenes realizadas por Miguel de Lamana 
que, anteriormente, eran las titulares de la Parroquia, 
y que se encuentran desde su traslado caracterizadas como 
los Santos Apóstoles Simón “el Zelotes” y Judas Tadeo.




 También, en este mismo altar y en su basamento central se ubica una vitrina 
con la imagen tallada por Tomás Llovet Pérez 
de "San Ramón Nonato", el santo de comienzos del siglo XIII 
de la localidad barcelonesa de Portell 
y que es considerado el patrón de las parturientas 
 porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz.




jueves, 28 de noviembre de 2019

Santiago el Mayor: Fachada



Fachada de la iglesia de Santiago el Mayor


La escultura de Santiago situado en una ornacina
sobre la puerta principal
fue realizada en 1986 por Angel Poz Poderós.


En el lateral de la iglesia,
en la calle José Camón Aznar,
se conserva alguna parte del antiguo claustro
del convento de San Ildefonso.





Santiago el Mayor: Atrio



Entrando a la iglesia, en el atrio,
junto a las puertas unos carteles nos informan sobre el templo.


A los lados, sendos mosaicos de dos representativas imágenes
que la Cofradía del Señor atado a la columna
colocó con motivo de su 50 aniversario.


Santiago el Mayor: Nave

Nada más entrar tenemos una vista imponente
de la nave central, cubierta con bóveda de cañón
y de los arcos situados a los lados
que dan paso a las capillas de las naves laterales.

Santiago el Mayor: Altar Mayor


El retablo del presbiterio fue contratado en 1762.
La escultura de Santiago es obra de Ignacio Flotats.
El relieve "Imposición de la casulla a San Ildefonso", 
Lorenzo y Francisco Miranda.

Santiago el Mayor: Cubierta


Destacan en esta iglesia de Santiago el Mayor
las impresionantes yeserías de tradición mudéjar.

La decoración de las bóvedas de la nave
y las cúpulas de las capillas laterales
fue realizada hacia 1665 por Felipe de Busiñac.


Santiago el Mayor: Grotescos de la Cubierta


En el cuarto tramo de la bóveda, el más próximo a la entrada,
los motivos florales han sido sustituídos
por grotescos rostros.

Santiago el Mayor: Crucero


El crucero se cubre con cúpula con linterna sobre pechinas.

Las yeserías del crucero, cúpula y cabecera
fueron realizadas por Jaime de Busiñac y José de Borgas,
entre 1692 y 1695, en un estilo barroquizante.


Santiago el Mayor: Retablos del Crucero

En el lado izquierdo del crucero está la Capilla de la Virgen del Pilar.
La imagen, de alabastro policromado, es de estilo gótico de final del siglo XV.
A los lados, San Juan Evangelista y Santa Elena, 
del escultor Jorge Albareda.

Enfrente, el retablo neoclásico de madera dedicado a San José.
El altar lo proyectó Ricardo Magdalena.
Las imágenes de San José, San Francisco Javier y San Antonio
fueron realizadas por escultores catalanes del siglo XIX.


Santiago el Mayor: Tumba del Cardenal Xavierre

En el lado del crucero se situó, tras diversas vicisitudes, 
el sepulcro del cardenal Jerónimo Xavierre,
maestro General de la Orden de Predicadores,
realizado en piedra de alabastro 
por el escultor zaragozano Juan de Acurio.

Inicialmente, había estado ubicado en el  claustro del convento.
Entre 1868 y 1874 sufrió diversos desperfectos,
perdiendo la estatua orante y otras figuras
que lo componían.





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