El tercer retablo de esta nave, de un excepcional interés,
tiene la titularidad de “San Expedito”, el “patrón de los casos urgentes”
que fue martirizado por orden del Emperador Diocleciano en el 303
tras su conversión al cristianismo pese haber sido comandante de una legión romana.
En un lateral, un estandarte de la Asociación de San Expedito.
Originalmente se encontraba presidido por una pintura no conservada
con la escena del Antiguo Testamento de
“Tobías curando la ceguera de su padre con la hiel del pez”,
encontrándose acompañado por nueve óleos sobre lienzos
realizados entre 1754 y 1755 por Francisco Bayeu y Subías
y que reproducen (con claras influencias de las estampas de Antonio González Velázquez) a los arcángeles San Miguel
(con la expresión hebrea que da lugar a su nombre
traducida como «¿Quién como Dios?» y que en latín se escribe «Qvis vt Deus»),
San Gabriel
(en el momento que recibe la azucena que entregará en la Anunciación a María)
y el Ángel Custodio
(protegiendo a los niños que lo rodean).
También se incluyen dos pinturas alegóricas
de los corazones sagrados de Jesús y María,
motivo por el cual, este mismo retablo era conocido
como el de los “Sagrados Corazones”.
A ambos flancos del banco,
dos representaciones pictóricas de pequeño formato
dedicadas a Santo Tomás de Aquino y San Roque
cuya autoría, según los investigadores Carlos Barboza y Teresa Grasa,
no pertenecerían a Bayeu
sino que podría ser atribuidas
a la época joven del genial Francisco de Goya y Lucientes.
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