Fue un sencillo portillo para comunicarse con la Aljafería,
de un solo arco sobre muro de ladrillo y sin ningún ornamento.
Su existencia se conoce desde 1137,
pero su fama está unida a Agustina de Aragón
que prendió, en este lugar, la mecha contra los franceses
disparando el cañón.
La artillería recibida en estos ataques obligó a su demolición.
Posteriormente se reconstruyó adosada a la Iglesia del Portillo
desapareciendo en 1896.